21 noviembre, 2024
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Un toro y siete vacas

Degustar carne argentina en el mundo permite identificar al país como líder en la materia. La historia del logro del título nace de un toro y siete vacas hace apenas 500 años.

Aquellos españoles solo tenían como visión conquistar las tierras, por lo tanto entre otras cosas que trasladaron desde el viejo continente fueron algunos ejemplares en sus barcos. Las generaciones siguientes descubrieron el negocio, hasta llegar a la actualidad donde la ciencia, la tecnología y la capacidad de los argentinos mantienen en lo alto del podio la excelencia cárnica en el planeta.

Allá por 1548, un conquistador llegado de España, Juan Nuñez de Prado, trasladó desde Potosí vacas y ovejas hacia Tucumán, tiempo después llegaron desde Chile y Paraguay. Este último país, fue quien tocó  la pampa húmeda luego de caminar muchos kilómetros y balsear a través del Río Paraná desde Asunción. Así llegaron las 7 vacas y un toro a la provincia de Buenos Aires. Los hermanos Goes, Luis y Scipion fueron los propietarios de los animales.

Fue el puntapié inicial del cambio de cultura alimenticia de carnes entre los habitantes. Acostumbrados al choique (avestruz), pecarí (jabalí), vizcacha, patos y perdices -entre otros-, comenzaron a utilizar la carne vacuna que en un principio era aprovechada, dado que carneaban y utilizaban el cuero solamente y dejaban la carne abandonada.

Las estancias se consolidaron por acaudalados propietarios y la exportación de ganado en pie fue en aumento. Con el afán de mejorar la calidad fue necesario incorporar nuevas razas, por lo cual llegaron desde Inglaterra las razas Shorthorn en 1826 con el toro llamado “Tarquín”, luego llegaron  el ejemplar “Niágara” que representó a Heredford en 1860. Veinte años después, “Virtuoso” lideraba Aberdeen Angus junto a dos vaquillonas, Aunt Lee y Cinderella. Estos últimos ejemplares se adaptaron rápidamente a los campos argentinos. Por último en 1917 llegó “King Reyburn” el primero de la raza  Polled Heredford. Todos ellos en el transcurso de la historia proporcionaron la excelencia en la calidad de la carne vacuna en el mundo con sello argentino.

El avance genético necesitó la evolución de la tecnología en cuanto a la necesidad de exportar, por lo tanto surgieron los buques frigoríficos y los frigoríficos. Estos surgieron en el contexto  de la prohibición en 1871 en territorio bonaerense, lo cual ocasionó la desaparición de esta industria. Esta medida provocó la exportación de los animales en pie hasta la llegada de las maquinarias de refrigeración.

El primero de los frigoríficos se ubicó en Argentina, se llamó River Plate Fresh Meat Co. Ltd en la localidad de Campana, cuyo dueño, George W Drabble en 1883 envió por primera vez carne argentina refrigerada a Londres.

Así fue creciendo la industria frigorífica en Argentina iniciada por compañías inglesas. Asimismo, en el año 1902 con capitales argentinos se instala en Avellaneda el frigorífico “La Blanca”, pero en 1908 fue absorbido por el grupo norteamericano National Parking Co. que unía también a los frigoríficos Swift y Amour. La industria creció a través del siglo XX donde las nuevas tecnologías permitieron un desarrollo excelente proporcionando a los estancieros ejercer presiones políticas y económicas sobre los gobiernos. A pesar de que Argentina continúa en el marco de un país subdesarrollado con políticas errantes aún lidera la exquisitez de sus carnes. Actualmente los principales destinos cárnicos son la República Popular China, Chile, Alemania Israel, y en breve a Malasia.

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