El norte argentino bajo fuego
Arden miles de hectáreas que mantienen la zozobra en varias regiones del país. Los focos se multiplican en las zonas de la Mesopotamia, sierras cordobesas, Catamarca y otras provincias del norte argentino y los causales son múltiples: sequía, antiguas prácticas, políticas y hasta inmobiliarias. Todo este combo provoca que miles de kilómetros se pierdan y con ello las consecuencias catastróficas sobre la flora y fauna.
La organización ambientalista Greenpeace señaló que esta situación es un ecocidio, dadas la magnitud de los incendios, además destaca la ausencia de protección que padecen los ecosistemas como los humedales y bosques.
Según informa Greenpeace y con documentaciones acompañadas de imagines satelitales, la provincia de Córdoba perdió en los últimos días más de 50 mil hectáreas mientras que en el Delta del Paraná aproximadamente 25 mil focos ígneos avanzaban en la región.
El coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace, Hernán Giardini señaló al respecto: “Los incendios se repiten todos los años, y se agravan por la sequía y el cambio climático. Los bosques y humedales se encuentran cada vez más amenazados por las quemas provocadas tanto por fenómenos naturales como por la actividad humana, ya sea por negligencia o de manera intencional, para desarrollo inmobiliario y agropecuario”
Mientras la organización hace notorio la ausencia de leyes nacionales de protección de humedales y los desmontes, junto con las insuficientes multas para castigar a los autores responsables de iniciar estos desastres, las autoridades se encargan de visibilizar aún más su distraimiento sobre esta problemática.
También influyen las políticas e inmobiliarias, dados que estos son por una parte provocar malestar en la sociedad, mientras que por la otra para el desarrollo de proyectos inmobliliarios.
La historia detalla que la incidencia de los fuegos en las diferentes regiones y tipos de vegetación tiene una data desde 1520, cuando Magallanes buscaba el paso entre los dos océanos. Al pasar frente al extremo austral del continente que lo bautizó como Tierra del Fuego dado por la gran cantidad de focos de fuego que encendían los aborígenes Onas. Asimismo, en el noroeste chaqueño otras tribus hacían lo mismo en diferentes sectores del bosque abierto con el fin de espantar a los animales y cazarlos en la periferia del incendio.
Posteriormente los colonos ocuparon esas tierras para el cultivo del algodón, que crece mejor bajo la media sombra de los árboles; paulatinamente quemaban el rastrojo acumulado en la periferia del abra aumentando la superficie deforestada para más cultivo. Actualmente el bosque chaqueño está profundamente modificado, notándose los encadenamientos de áreas deforestadas, de diferente superficie, por lo general en sentido N->S, de dirección predominante de los vientos.