El vuelo rasante de los F-16 sobre Buenos Aires: un show de emoción y esperanza
El sábado 6 de diciembre de 2025 quedará grabado en la memoria de muchos porteños: ese día, seis aviones de combate F-16 Fighting Falcon realizaron un espectacular vuelo rasante sobre la ciudad de Buenos Aires, como parte de su presentación oficial tras haber sido adquiridos recientemente por el Gobierno argentino.

Un recorrido pensado para impresionar
Según el itinerario oficial, la formación ingresó a la ciudad aproximadamente a las 7:55 h desde el noroeste, procedente del Área Material Río Cuarto, en Córdoba. A las 8:00 h se produjo el primer pasaje sobre la Casa Rosada —de este a oeste— a unos 600-700 metros de altura.
Luego continuaron por la Avenida de Mayo hasta la altura de Plaza Miserere; alrededor de las 8:03 h viraron hacia el sur para sobrevolar la Avenida 9 de Julio de Sur a Norte. El trazo incluyó también zonas como la Costanera Norte, el área del Aeroparque Jorge Newbery, Retiro, Puerto Madero y un giro de 360° con centro en el Ministerio de Defensa de la Nación. A las 8:10 h se completó una segunda pasada por la 9 de Julio antes del ascenso final rumbo a Río Cuarto, donde se celebró la ceremonia oficial.
El sobrevuelo duró menos de diez minutos, pero incluyó maniobras que permitieron observar los cazas desde múltiples puntos neurálgicos de la ciudad.









¿Por qué un vuelo rasante? Entre exhibición y mensaje estratégico
Los F-16 en vuelo rasante no sólo marcaban la presentación física de los aviones, sino también el relanzamiento de una capacidad militar de defensa aérea moderna. El lote de 24 unidades adquiridas a Dinamarca, de las cuales estos seis fueron los primeros en entrar al país, representan una renovación importante de la flota de combate.
Además, las autoridades decidieron mostrar los F-16 en formación y a baja altura —muy por debajo de su velocidad máxima de crucero (pueden alcanzar Mach 2) — para que el público pudiera apreciarlos. Esa combinación de potencia, velocidad y maniobrabilidad se presenta como un símbolo de modernización y alerta sobre los cambios estratégicos en capacidad de defensa.
La reacción porteña: entre sorpresa, emoción y orgullo
Desde temprano, muchos vecinos se acercaron a zonas emblemáticas como Plaza de Mayo, la 9 de Julio, la Costanera, Retiro y el Aeroparque.
El ambiente fue de pura emoción: aplausos, gritos de “¡Argentina, Argentina!” y sorpresa ante el estruendo de los motores y el zumbido de las alas surcando el cielo citadino. Algunos describieron el momento con frases como “se me erizó la piel” o “esto marca una nueva época para la Argentina”.
La jornada combinó fervor patriótico, curiosidad técnica y cierta fascinación por la pericia de los pilotos, muchas veces vistos como artesanos del aire más que simples máquinas de combate.

Un hito simbólico
Más allá del impacto visual y emocional, este vuelo rasante representa el renacimiento de una capacidad supersónica para la defensa del espacio aéreo nacional, tras años de obsolescencia en la flota.
Los F-16 ya no son un proyecto, sino una presencia que vuela sobre los cielos porteños.

