A 75 años de la bomba de Hiroshima
El 6 de agosto de 1945, en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos atacó la ciudad japonesa de Hiroshima, en lo que fue el primer ataque con armas nucleares de la historia.
Casi 400.000 personas vivían en Hiroshima al momento del ataque, a las 8.15 del día 6 de agosto de 1945. El bombardero estadounidense que transportó la letal carga fue un avión B-29, un cuatrimotor capaz de llegar a objetivos de largo alcance, ya que tenía la capacidad de lograr gran altitud para llevar a cabo sus tareas. Fue uno de los aviones de mayores dimensiones que participaron de la guerra. El nombre del avión que lanzó la bomba fue Enola Gay.
Luego de lanzada, la bomba explotó tal lo previsto a 600 metros sobre la ciudad. En ese preciso momento y en forma prácticamente instantánea, la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que hizo que se incendiara rápidamente el aire, creando una bola de fuego de 260 metros de diámetro. En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros.
El bombardero había sido detectado en su aproximación a la ciudad por las fuerzas militares japonesas. En ese momento se emitió una alarma a los ciudadanos y un avión climatológico despegó para hacer reconocimiento de la nave que estaba acercándose a la ciudad. Pero debido a que el Enola Gay podía lograr grandes altitudes, el avión japonés no logró ver nada y regresó a la base, decretando el cese de la alarma, lo que hizo que los ciudadanos volvieran a sus tareas. Posteriormente, estando ya más cerca, el avión estadounidense fue detectado nuevamente por las milicias japonesas, quienes rápidamente hicieron sonar nuevamente las alarmas, pero los ciudadanos en esa segunda oportunidad hicieron caso omiso al aviso y siguieron como si nada. Esa fue la sentencia de muerte para muchos.
La bola de fuego y aire caliente arrasó la ciudad en segundos, pulverizando todo en un radio de 3 kilómetros a la redonda de la explosión. Se estima que alrededor de 100.000 personas murieron en el momento, y muchos miles más con el paso del tiempo, ya que el ataque tuvo dos consecuencias terribles: las heridas por las quemaduras fueron las causantes de muchas muertes en el corto plazo, y la radiación fue quien siguió aniquilando en silencio a muchos de los que habían logrado sobrevivir del infierno. Se cree que más de 300.000 personas fueron las que perdieron la vida a causa del ataque.