21 noviembre, 2024
NoticiasOpinión

Dr. Benito Peredo: visionario de su tiempo

La pasión por su profesión significó una herramienta para adelantarse en el tiempo con resultados exitosos, cuando aún instituciones internacionales no habían comenzado sus campañas por la salud infantil.

El doctor en Pediatría y Puericultura Benito Peredo junto a su esposa Bertha Carou, obstetra, nos recibió en su casa de la ciudad de Lincoln sentados en su rincón predilecto de estilo español, donde la lectura y las charlas son una actividad cotidiana. En ese escenario cálido, Benito nos contó pormenores de su vida profesional. 

Bonaerense, nacido en 1936 en General Lamadrid. Allí transitó su infancia y adolescencia  hasta culminar sus estudios secundarios. La universidad lo esperaba en la Capital Federal, donde comenzó a concretar el sueño de ser médico, hecho que logró cuando se recibió en el año 1965.

El Dr. Benito Peredo junto a su esposa, Bertha Carou

La carrera médica lo llevó a realizar las prácticas de guardia al Hospital de Morón, lugar significativo para su vida. Allí, Bertha Carou, de profesión obstetra, desarrollaba sus actividades mientras cursaba la carrera de Filosofía y Letras. Se conocieron, se enamoraron y el destino hizo el resto: conformaron una familia. Ya recibido, el Dr. Peredo ingresó al Hospital Pedro Elizalde (ex Casa Cuna) para hacer la residencia correspondiente. Finalizada esta etapa de su profesión y mediante un concurso de la carrera Médico Hospitalaria en el Centro de Higiene Materno Infantil llegó a Lincoln junto con su esposa y sus dos hijos, Luis Aníbal y Pablo Martin.

Sobre el final de la década del sesenta, ingresó al Hospital Municipal Dr. Rubén Miravalle. Mientras tanto, Bertha, quién había abandonado en Buenos Aires los estudios de la universidad para estar con sus hijos, reinició los mismos pero en el profesorado de Literatura de la Escuela Normal donde se recibió. Llegaron dos niñas más a la familia Peredo, sus hijas Ana Carolina (docente) en 1970; cuatro años más tarde llegó María del Pilar, que reside en Paris actualmente.

Hospital Municipal de Lincoln “Dr. Rubén O. Miravalle”

En el aspecto profesional, con la llegada del Dr. Peredo, se conformó un excelente equipo de profesionales junto al Dr. Revoredo y la Dra. Juana Sola quienes fundaron el servicio de Pediatría, área que no existía en el hospital. Se instalaron los consultorios externos y de internación. Este adelanto permitió la llegada de niños de distintos distritos de la región para ser atendidos.

El trabajo incansable de estos pediatras permitió disponer de un servicio de excelencia, por lo cual el objetivo inmediato fue perfeccionar el de Puericultura.  Benito recordó así aquella experiencia: “En el año 1980, junto con los pediatras, doctores Alberto Smith y Miguel Stola programamos la idea  de separar el niño sano del niño enfermo. Creamos el consultorio de Puericultura, es decir vimos la necesidad de  educar sanitariamente a la mama joven y a la familia. Comenzamos el control del niño desde su nacimiento durante todos los meses hasta los 18 meses,  y  cada tres meses hasta los tres años”.

Comenzamos a modificar la cultura del biberón, que producía múltiples enfermedades

Modificar una cultura práctica pero menos sana costó tiempo, pero el éxito estaba asegurado gracias al equipo que conformaron. Al respecto señaló el galeno: “Comenzamos a modificar la ´cultura del biberón´ que producía múltiples enfermedades, en ocasiones por ignorancia y en otras por falta de recursos, por lo cual iniciamos el camino cultural del amamantamiento”.

El resultado fue extraordinario: las dos enfermedades más importantes en los primeros meses de vida: se redujo sensiblemente la internación de los niños a causa de la diarrea estival y de los problemas respiratorios durante el invierno. La continuidad del proyecto se extendió al ámbito educativo mediante los jardines de infantes y escuelas. Promediando la década de los noventa Unicef dictó diez pasos a seguir en los hospitales que luego de una profunda evaluación de la entidad nombraría como “Amigos de la Madre y el Niño”. Sobre el final de 1990, Unicef lanzó un plan universal para revertir la lactancia artificial por la natural a nivel internacional.

El hospital linqueño ya venía en esa dirección hacía varios años, por lo cual solamente fue necesario actualizar la capacitación del personal. Dada la experiencia, Lincoln, gracias al equipo de profesionales fue distinguida por Unicef con ese título. La siguiente misión del grupo de profesionales fue transmitir sus conocimientos y experiencias en diferentes regiones de la República Argentina.

Los años transcurrieron, el Dr. Peredo solicitó su jubilación motivada por problemas de salud, pero asimismo continuó colaborando con su experiencia todos los días en el nosocomio linqueño. Sin duda un ejemplo de vida que le sumó a su formación una visión diferente a la salud de los niños en la región.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *